CON LA MOSCA DETRÁS DE LA
OREJA
El nuevo Gobierno de Pedro Sánchez en España |
Acaba de aterrizar el nuevo y poliédrico Gobierno diseñado por Pedro Sánchez y,
aunque la impresión es que su recorrido será breve y cargado de sorpresas, lo
que sí parece seguro es que viene dispuesto a dejar huellas indelebles de su
paso hasta donde sea capaz y pueda llegar. Aunque aún no han tenido tiempo de
empezar a utilizar el BOE, lo que ya empieza a emanar de las declaraciones de
intenciones de algunos miembros del estrenado Gabinete ministerial no es
precisamente tranquilizador. La decisión tomada en el primer Consejo de
“Ministras y Ministros” del pasado viernes, día 8 de junio, de levantar el
control previo de los pagos de la Generalitat, dando así vía libre a que se utilicen
recursos públicos para llevar adelante la hoja de ruta para la consecución de
la independencia de Cataluña, tal como declaró, sin ambages, el actual
presidente catalán, Quim Torra, junto con las declaraciones de la ministra de
Política Territorial, Meritxell Batet, afirmando que la reforma de la
Constitución es “urgente, viable y deseable” (seguramente para llevar a cabo
aquella idea de Sánchez de que España es una nación de naciones) y el
ofrecimiento de Pedro Sánchez a Torra de legalizar parte del Estatut que anuló
el Constitucional, son asuntos muy preocupantes que suponen el primer acto de
traición a los no independentistas catalanes y al resto de los españoles. La
posición de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sobre las minas
y térmicas que utilizan el carbón como combustible, que ha empezado a disparar
las alarmas, especialmente en Asturias, donde ya se atisban algunos cierres con
el consabido efecto sobre el empleo, es otra importante fuente de preocupación
hacia este neo Ejecutivo que, de continuar en esa línea, puede empezar a despertar
temores y renacer nostalgias del que se tachó como ignavo y corrupto Gobierno
de Rajoy, haciendo buena la conocida frase proverbial de que cualquier tiempo
pasado fue mejor.
Carmen Calvo Poyato |
Menos mal que con la presencia de Carmen Calvo, aquella que fue
ministra de Cultura en uno de los gobiernos de Zapatero, como nueva
vicepresidenta de relaciones con las Cortes y ministra de Igualdad, la
diversión la tenemos asegurada. No es
que, hasta el momento, haya demostrado tener grandes aptitudes como dirigente
política y administradora de la cosa pública, pero, por el contrario, sí buenas
cualidades como generadora de perlas, paridas y pifias. Algunas, entre muchas
célebres, tales como: “El dinero público no es de nadie”. “Yo he sido cocinera
antes que fraila”. “El cine ha
perdido espectadores por culpa de la política hostil del PP”. “El español está
lleno de anglicanismos”. “El Rocío
es la explosión de la primavera en el Mediterráneo”.
“Deseo que la Unesco legisle para
todos los planetas”. “Un concierto de rock en español hace más por el
castellano que el Instituto Cervantes”.
“Las señoras tienen que ser caballeras, quijotas, y manchegas”, han provocado
ríos de tinta junto con la hilaridad de unos y el bochorno de otros. Esto por
no mencionar el lío que armó cuando, recién estrenado su anterior Ministerio,
anunció a bombo y platillo que iba a quitar el IVA de los discos, teniendo que
salir rápidamente a desdecirla un alto cargo del Gobierno ya que lo que
proponía contravenía la legislación de la Unión Europea, o cuando en una de sus
extravagantes manifestaciones dijo que le gustaba madrugar para poder pasar más
rato en el baño: “allí leo el periódico, oigo la radio, oigo música y hablo por
teléfono con alcaldes en bragas”. También es de nota cuando, manifestando que
“los gestores de la cultura debemos hacer cosas llamativas” en defensa de esa
cultura, indicó que aprovechando que Bill Gates viajaría a España para recoger
el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional le pediría el dominio de la “Ñ” en la red, sin saber que
el organismo ICANN, responsable de conceder los dominios de Internet, no es
propiedad de MICROSOFT, ni que Bill Gates tuviera intención alguna de venir a
España. Fiel a su trayectoria, en esta nueva etapa política que acaba de
estrenar, ya ha empezado a meter la pata confundiendo la “domótica con la
robótica” y el “urbanismo con la urbanidad”. Y eso sólo para empezar. Ya
veremos en que acaba.
En definitiva, aunque no es prudente realizar juicios de valor de forma
anticipada y la razón aconseja conceder al nuevo Ejecutivo un tiempo prudencial
para juzgar su gestión, la verdad es que lo que ya nos presenta es como para
tener la mosca detrás de la oreja. El tiempo nos dirá hasta dónde llegará su
zumbido y lo molesto que resulte.
C.Díaz Fernández
Oviedo, 11 de junio de 2018
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