A pesar de que no tengo muchas reservas para pensar que lo que verdaderamente debe de estar causando inquietud y preocupación en la Iglesia Católica, y, por ende, a su máximo representante, el Papa Benedicto XVI, es la delicada situación por la que está atravesando esta Institución, cuestionada desde muchos ámbitos de la sociedad, con multitud de escándalos a sus espaldas, enfrentada con una corriente de laicismo creciente, con los seminarios prácticamente desiertos por la progresiva pérdida de vocaciones, y con la asignatura pendiente de realizar una serena y exhaustiva reflexión interna que le permita abordar la profunda renovación que sus sectores más críticos le demandan, algunas manifestaciones y declaraciones, procedentes de sus más altas esferas, parecen indicar lo contrario.
Si bien es verdad que, en los anteriores casos, el Papa no se manifiesta con la autoridad doctrinal de Pontífice, no deja de tener la suficiente autoridad moral para que todos sus escritos y declaraciones se tomen en cuenta. Lo que más llama la atención es que estas interpretaciones de Benedicto XVI estén influenciadas por el libro “Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico”, publicado por el escritor estadounidense John P. Meier, aunque esté considerado como una de las mejores obras publicadas en los últimos tiempos sobre el Nuevo Testamento. Mal tiene que estar el Vaticano para tener que documentarse sobre temas que le son tan propios a través de analistas externos, aunque sean tan autorizados como el que se menciona, y poca inteligencia denota al tratar de cambiar hábitos que, formando ya parte del acervo cristiano desde hace dos milenios, nadie pide ni desea modificar.
No sé lo que el actual Papa nos deparará en próximas declaraciones y/o reflexiones, pero, por desgracia, probablemente no será lo que realmente se espera. Si dejando aparcado lo esencial se siguen centrando solo en lo accidental, en lo superfluo, no solo no se conseguirá frenar la progresiva pérdida de aceptación social que el catolicismo viene experimentando en los últimos tiempos, sino que se pondrá en peligro hasta su propia supervivencia.
C. Díaz Fdez.
Oviedo, 18 de abril de 2011
C. Díaz Fdez.
Oviedo, 18 de abril de 2011
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