Muchacha en una ventana (Salvador Dalí 1925)

miércoles, 25 de mayo de 2011

SANTIAGO DE COMPOSTELA, EL FINAL DE UN CAMINO


Catedral de Santiago (Vista frontal)
   Con independencia del eterno debate sobre si lo que se venera en la catedral de Santiago son los restos del Apóstol o los del hereje Prisciliano, entre otras hipótesis, lo cierto es que este lugar sigue siendo, junto con Jerusalén y Roma, uno de los más importantes centros de peregrinación cristiana del mundo.

   Desde muchos siglos atrás, hasta nuestros días, por las distintas rutas históricas que configuran el llamado Camino de Santiago, han venido y siguen llegando peregrinos de toda índole y condición que, con distintas motivaciones y movidos por el vínculo común de la fe, acceden al templo para venerar las que admiten como reliquias del hijo de Zebedeo y María Salomé, Santiago el Mayor, y dar el tradicional abrazo a su imagen, poniendo, con su inconfundible y particular indumentaria, una especial nota de color en la vieja Plaza del Obradoiro y su entorno.

Catedral de Santiago (detalle)
   La ciudad de Santiago de Compostela, que pertenece a la provincia de La Coruña y es actualmente la capital de la comunidad autónoma de Galicia, tiene su máximo exponente en su espléndida catedral y el sepulcro que la tradición atribuye al actual Patrón de España, a cuyo alrededor se fue desarrollando todo su patrimonio histórico, artístico y cultural, en la que también destaca de forma relevante su Universidad, con una historia de más de cinco siglos, en la que actualmente cursan estudios más de 30.000 alumnos repartidos por sus distintas facultades. La catedral de Santiago es, por tanto, la joya de la corona, a cuya sombra se desarrolla una amplia actividad, no solo religiosa, sino también económica y cultural, siendo un bien inestimable, no solo para la propia ciudad donde se ubica, sino para toda Galicia, y por extensión a España, que es preciso conservar con el mayor de los esmeros.

Catedral de Santiago (detalle)
   Aunque personalmente no he hecho nunca el Camino de Santiago, ni me he planteado hacerlo, y sea un católico escasamente practicante, siempre he sentido un especial sosiego al acudir al templo del Apóstol y hacer una visita a los considerados lugares santos, asunto que, con frecuencia irregular, vengo realizando desde hace muchos años. Por esta razón, en cada una de mis visitas, he podido apreciar cómo, de forma paulatina, pero inexorable, este magnífico monumento románico, con aire barroco, se va deteriorando y perdiendo esplendor, a lo que, con toda probabilidad, está contribuyendo la inepcia y el parvífico comportamiento de las autoridades competentes, tanto de la Administración Autonómica como la General del Estado.

Catedral de Santiago (detalle)
   Si Santiago de Compostela, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1985, es conocida universalmente por su catedral y todo el conjunto monumental que la compone y rodea, conjuntamente con la leyenda de la estrella y los restos del Apóstol al que se atribuye la evangelización de España, lo que, a su vez, constituye el motor básico en su economía, bien merece la pena destinar los recursos necesarios en su conservación para que en los siglos venideros no se pierda el atractivo turístico que la hacen destino de multitud de viajeros, ni cese el flujo de peregrinos que, después de una larga y fatigosa caminata, puedan encontrar no solo la recompensa y la paz espiritual que buscan al ver cumplido su objetivo, sino también la satisfacción de poder contemplar un monumento arquitectónico digno de lo que representa y no una ruina que aporte solo vestigios de lo que fue su pasado. Esperemos que, en este caso, al contrario de lo que  ha ocurrido con otros importantes legados históricos ya prácticamente desaparecidos, se actúe con el mejor de los sentidos y la diligencia debida, antes de que los daños sean irreversibles, para no dejar a las próximas generaciones la herencia de una costosísima hipoteca que no puedan satisfacer y no les quede otro recurso que lamentar su pérdida. 

C. Díaz Fernández
24 de mayo de 2011



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