Muchacha en una ventana (Salvador Dalí 1925)

martes, 28 de julio de 2020

ESPAÑA, UN PAÍS EN ALTO RIESGO DE BALCANIZACIÓN


Recibieron, singularmente exultantes, las hordas socialcomunistas que, desde el Gobierno de la nación, están dilapidando el presente y futuro de España, al mentiroso compulsivo y sectario impenitente doctor fraude, también conocido como Pedro Sánchez Pérez-Castejón, a la sazón inquilino provisional de La Moncloa, en una particular epifanía tras su periplo continental en el que participó en la reunión extraordinaria del Consejo Europeo celebrada entre los días 17 al 21 de julio de 2020, en la que, tras arduas negociaciones, se alcanzó, finalmente, un acuerdo de mínimos sobre el paquete  económico para la recuperación del catastrófico y devastador efecto provocado por la pandemia del Coronavirus, partida que, como es sabido, queda enmarcada dentro del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).


No sé si el pompático y paródico acto que protagonizaron en el recibimiento al señor Sánchez, los más estrechos colaboradores de su equipo, obedecía a que estaban atribuyendo al susodicho personaje el éxito del acuerdo alcanzado (140.000 millones de euros para España, de los que 72.700 serán transferencias directas y el resto en créditos a bajo interés), o que, tal despliegue de ditirambos y alharacas, más bien tenía el propósito de manifestarle un profundo agradecimiento por mantener a tantos paniaguados, atochados sinecuras, bajo el paraguas del Estado. Si consideramos que Sánchez estuvo en el Consejo poco más que como oyente, y que lo que ha sido realmente decisivo en el acuerdo fue el frente Franco-Germano, con Ángela Merkel como principal protagonista, parece obvio que debemos inclinarnos más por lo segundo que por lo primero.


En cualquier caso, lo que es indiscutible, desde un punto de vista objetivo, sin ningún interés creado ni carga ideológica, es que España, la España de hoy, gobernada por una nefanda coalición de partidos, con un PSOE totalmente desnortado, y los apoyos de todos aquellos cuya única misión, no oculta, es destruir nuestro actual ordenamiento jurídico y acabar con el régimen dado por la Constitución 1978, no va bien, y lo que es aún peor, los tiempos que se avecinan no presagian ninguna mejoría, sino todo lo contrario. En este orden de cosas, lo que debería estar diáfanamente claro, es que no hay espacio para las alegrías, y menos aún para manifestaciones públicas de autocomplacencia, salvo que, con ello, en una artera maniobra, se quiera transmitir al ciudadano una falsa sensación de la realidad, cuestión nada ajena a este ahotado Gobierno que padecemos.


La realidad es que estamos ante una España sin turistas, con persianas bajadas, comercios cerrados, con el 25 % de la población en riesgo de pobreza o exclusión social y sin ningún horizonte real de esperanza a corto o medio plazo. Tenemos a millones de españoles que se encuentran entre el paro y el ERTE, y, para más inri, se estima que 1/3 de la población no tiene capacidad  económica para afrontar cualquier gasto imprevisto. Un panorama bastante diferente al que desde el Gobierno se quiere transmitir.


Si nos hiciésemos unas preguntas tan elementales como las siguientes:

¿Qué país avanzado sufre la mayor caída en el PIB en el 2020 y tiene un horizonte de recuperación más dificultoso?

¿Qué país de Europa tendrá el mayor déficit público en los años 2020 y 2021?

¿Cuál es el país europeo en el que la deuda pública se dispara más y pasa a encuadrarse entre los países de mayor endeudamiento en todo el orbe?

¿Qué país lidera el paro en Europa, por delante de Grecia, y su tasa de paro aumentará más en los años 2020 y 2021?

¿En qué país europeo desaparecen más empresas?

¿En qué país europeo hay más, y aún aumentarán, concursos de acreedores?

¿Cuál es el país de Europa, y del mundo, en el que el gasto público incluye un porcentaje más alto de contenido de industria política?

¿Qué país europeo tiene más ministerios, altos cargos y equipos de asesores?

¿Cuál es el país europeo que tiene una mayor estructura en la Administración General del Estado, incluidas CCAA, en proporción al número de habitantes?

La respuesta a todas ellas sería sólo una: ESPAÑA, siempre ESPAÑA.

La estrepitosa caída del PIB durante el segundo trimestre, el primero afectado por el COVD 19, de un 18,5 %, con un derrumbe histórico sin precedentes, duplicando prácticamente la media de toda la UE, incluso superando a Portugal, el segundo peor clasificado, en más de 4 puntos, corrobora todo lo anterior y hace pensar en malos presagios para nuestro país. Si, a esta pésima situación económica,  añadimos los datos de la Encuesta de Población activa (EPA), correspondiente al segundo trimestre de 2020, que indica que el número de ocupados, durante ese período, ha disminuido en 1.074.000 personas, y eso sin contar a  los más de dos millones que están afectados por un ERTE,  parte de los cuales, en el momento en que se terminen las prorrogas que se están concediendo a estos expedientes de regulación temporal de empleo, pasarán a ocupar un puesto en el paro, la cosa pinta bastante fea. Sin duda se avecinan negros nubarrones que descargarán rayos y truenos sobre España. Si, a todo ello, sumamos la ineptitud del peor Gobierno posible para estos tiempos, podemos empezar a temblar antes de que quedemos congelados.


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Que España no va bien, creo que no es muy discutible; pero, a pesar de esta evidencia, lo más preocupante puede que aún esté por venir. Con un Gobierno polarizado por la extrema izquierda, al que parece que ha llegado para quedarse, condicionando toda la acción del Ejecutivo, en el que su presidente, Pedro Sánchez, tiene como primordial objetivo el mantenerse el mayor tiempo posible en La Moncloa, al precio que sea, pactando con el Diablo, si ello fuese necesario, la deriva que puede tomar el país en estos próximos años es realmente impredecible. A propósito de este tema, creo importante incorporar un artículo publicado con fecha 11 de junio de 2020, en el diario digital "El Confidencial", en el que, el celebre y acreditado periodista Luis María Anson, expresa sus temores, con cierto fundamente, en que podemos estar ante una "Crisis Constituyente", en la que nuestro modelo de Estado, el de la Constitución de 1978, puede saltar por los aires. En principio, por las categóricas e inquietantes afirmaciones que hace el autor en este, cuanto menos sorprendente, artículo, y analizado el estado actual de las cosas y como hemos llegado hasta aquí, no parece excesivamente extraño que tales hechos pudieran suceder. El discurrir de los acontecimientos en estos próximos años será clave para conocer el desenlace. Si todo esto llegase a plantearse, y finalmente se llevara a cabo, sería el fin de la España que conocemos.

CRISIS CONSTITUYENTE

En el entorno de Pedro Sánchez aseguran que el propósito final del líder socialista en esta legislatura es plantear una crisis constituyente y presentar a la nación una nueva Constitución que modifique, entre otras cosas, la forma de Estado, estableciendo la República. Pedro Sánchez sería el presidente de esta III República.
Hasta ahora, el camino hacia la crisis constituyente permanecía enmascarado. Desde ayer, las mascarillas han caído y los propósitos del sanchismo han quedado al aire libre. No sé si por torpeza o por un meditado cálculo, al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, le ha correspondido desvelar los oscuros propósitos finales de Pedro Sánchez.
“Junto a la crisis constituyente -afirmó el ministro ante el Congreso de los Diputados- tenemos también un debate constituyente”. Más claro ni el agua del Lozoya. “Nuestro modelo social se rompe”, añadió con rotundidad el ministro. Para el sanchismo, el espíritu de la Transición es un cadáver y hay que sepultarlo para construir una España diferente a la que se consagró en la Constitución de 1978, aprobada de forma abrumadoramente mayoritaria por la voluntad general del pueblo español libremente expresada.
El sanchismo, en fin, controla más y más los medios de comunicación, sobre todo los audiovisuales; construye una España subsidiada, en la que un número cada día mayor de españoles viven de la asignación que les proporciona el Estado; fragiliza de forma incansable las estructuras públicas, incluso devastando algunas hasta ahora inatacadas como la Guardia Civil y la Monarquía… y ha dado a sus terminales en toda España esta consigna: “Todo el poder para el Gobierno”.
La operación ha sido inteligentemente meditada. No se trata de someter al pueblo español a un trágala de golpe. No. Se trata de ir desmontando poco a poco la España de la Transición para establecer la nueva normalidad al gusto del Frente Popular que nos gobierna.


Si analizamos la historia de la formación política Podemos, y, con ella, necesariamente, a su líder, Pablo Iglesias Turrión, no nos será difícil entender cuales son sus objetivos; de hecho, tampoco es que lo hayan ocultado demasiado.  Si leemos el libro titulado "Crisis constitucional e impulso constituyente" (prácticamente un panfleto propagandístico de 77 páginas en el que mezclan algunas verdades, convenientemente manipuladas, con torticeras interpretaciones de la Constitución de 1978, para colar, al fin, los propósitos ideológicos de los autores, bien conocidos por cierto) ) del que son coautores Pablo Iglesias y Javier Pérez Royo (antiguo militante del PCE y simpatizante de Podemos, aunque no llegó a afiliarse a este último partido), nos daremos perfectamente cuenta de que el objetivo de esta extrema izquierda, representada ahora por Podemos, no es otro que el que indica Anson en su artículo. Ahora que han conseguido entrar en el Gobierno de España, con un PSOE en situación de debilidad que los necesita necesariamente para seguir en el poder, amén del apoyo de todos los independentistas y nacionalistas, harán todo lo posible por conseguirlo. Mimbres para ello parece que los están reuniendo, y, salvo que la derecha en España se una y consigan el apoyo popular suficiente para desbaratar los siniestros planes de Podemos, no sería muy sorprendente que lo consiguieran. 

La presentación del libro anteriormente mencionado, el 16 de abril de 2018, ha sido toda una declaración de intenciones que no admiten ninguna duda sobre lo que pretenden.

Incorporo el vídeo de la presentación anteriormente mencionada, así como una sinopsis del mismo:


Sinopsis:

Partiendo de la Transición, los autores explican cómo «los vicios de origen» de la Constitución han determinado el devenir del Estado de derecho y de un régimen político que se encuentra en proceso de descomposición. Así, la restauración monárquica, la composición de las Cortes Generales o la estructura territorial del Estado han condicionado el desarrollo de nuestra democracia. Tras analizar la crisis del Estado de bienestar y la del Estado de las autonomías (reforma del artículo 135 de la Constitución, sentencia del Tribunal Constitución sobre el Estatut, aplicación del artículo 155...), los autores concluyen que vivimos un proceso de «involución democrática» que solo superaremos si afrontamos los retos que tenemos como país y seguimos el impulso constituyente iniciado por el 15M.

NOTA: Para los que tengan algún interés en el contenido de este libro, pero que les provoque algún rechazo leer lo que escriben estos personajes, pueden ahorrárselo visionando el vídeo que a continuación incorporo, que es prácticamente el contenido del mismo.




Se dice que los autores se pueden conocer por sus libros. En ellos, de forma directa o indirecta, siempre  existen mensajes subliminales que, adecuadamente entendidos, descubren la personalidad del autor: sentimientos, inclinaciones, debilidades, inseguridades, ambiciones..., etcétera. En el caso de Pablo Iglesias Turrión, no es necesario hacer ningún ejercicio de abstracción mental para llegar a la conclusión de lo que es en sí el personaje, cuales son sus ambiciones y donde pone sus objetivos. En esto es bastante claro. Para quien haya tenido ocasión, o la curiosidad, de leer alguno de sus libros, estoy seguro de que coincidirá con lo que afirmo. Este personaje, a pesar de su edad (nació un 17 de octubre de 1978), es autor, o coautor de varios libros, entre los que podemos destacar: ¡Que no nos representan! (el primero que escribió con Juan Carlos Monedero); Maquiavelo frente a la gran pantalla; Disputar la democracia; Ganar o morir; Una nueva Transición; Politcs in a time of crisis; Una nueva Transición; Nudo España (con Enric Juliana); Abajo el Régimen. ... Por citar alguno de ellos, amén del ya mencionado anteriormente. Su llegada a la política, apoyado, entre otros, por recursos llegados de Irán y Venezuela, ha sido rigurosamente calculada, y su situación actual, para él, no representa más que el trampolín para llegar a la cima del poder. Que lo consiga, o no, dependerá de su capacidad para aumentar su, hasta ahora, limitado apoyo social. Sería un triunfo para este singular personaje, a la vez que una catástrofe para España. De momento, los principales votantes sobre los que se sustenta, según sus propias manifestaciones, a quienes por otra parte llama "lumpen" (en referencia al lumpenproletariado, término marxista de origen alemán con el que designa a la población situada socialmente al margen o debajo del proletariado, con carencia de conciencia de clases), a quienes se han sumado algunos sectores de la población: los radicales del espectro de la izquierda política  e inconformistas que siempre siguen al flautista que más alto toque, no parece que le puedan ayudar a alcanzar sus objetivos, aunque, claro está, en un país como el nuestro, en el que el voto no suele ser muy reflexivo, y con el apoyo de otras fuerzas que verían con buenos ojos el proyecto de Iglesias: "República plurinacional"; nada, de momento, está escrito.