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viernes, 27 de diciembre de 2019

CENSURA PERIODÍSTICA (DIARIO LA NUEVA ESPAÑA - OVIEDO)

El pasado día 25 de diciembre de 2019, y motivado por el tumultuoso e incomprensible revuelo que, principalmente en Oviedo, se había suscitado por la intención del Alcalde de suprimir unos bancos en la Plaza de la Escandalera de esa ciudad, pintados en los colores del arcoíris por la anterior Corporación, me había animado, como hago frecuentemente cuando considero que la ocasión es oportuna, a escribir una carta al diario La Nueva España con el objeto de expresar mi particular opinión sobre este tema, con la esperanza de que viera la luz en la prensa escrita, en la sección de "Cartas de los lectores" que el citado diario pone a disposición a ese efecto. Contrariamente a lo esperado, la citada carta, que parece haber causado un cierto escozor en los responsables del periódico, fue inmediatamente canalizada a la web de ese diario, una especie de archivo donde se incorporan todas las cartas recibidas, hayan sido publicadas en la prensa escrita, o no. Aunque sorprende la rapidez con la que han procedido a pasar la carta al "archivo", el mismo día de su envío, cuando lo habitual es que esperen a disponer de hueco en las páginas donde habitualmente incorporan estos escritos, nada hay que alegar por ello ya que las reglas del juego del periódico son claras: todas las cartas pueden ser publicadas en el diario, o en la web, a criterio de la dirección. Lo que no se puede tolerar es que, publicando la carta con el nombre del autor, se altere su contenido, menos aún cuando ese acto supone un claro ejercicio de censura.
A continuación se incorpora una copia de lo que se publicó en la web y el escrito de protesta que se envió al periódico al día siguiente de su publicación.


COPIA DE LA WEB:

El escándalo de la Escandalera
25 de Diciembre del 2019 - Constantino Díaz Fernández (Oviedo)

Viendo, oyendo y leyendo, que no es poco, todo lo concerniente al tumulto levantado por la dizque pretensión de la Alcaldía de Oviedo de acabar con la anómala situación de los bancos de la plaza de la Escandalera, pintados desde hace tiempo con unos colores que, presuntamente, han tenido como objetivo el de representar a un colectivo identificado como LGTBI..., sin ambages ni rodeos semánticos," en román paladino", y de acuerdo con la RAE, los gays y lesbianas de siempre a los que se ha añadido un largo etcétera, no puedo evitar, desde una posición ecléctica, un cierto estremecimiento por el lamentable y cierto hecho de comprobar y confirmar hasta dónde se ha radicalizado la sociedad en la que vivimos, con movimientos sociales que, con la bandera de la democracia por escudo, y amparándose en los derechos que ella confiere, lo único que intentan es imponer sus propios criterios con absoluto desprecio a la opinión y/o sentimientos de los demás. Una visión muy particular que prostituye la esencia misma de las libertades que nos hemos dado todos, y que tenemos el ineludible deber de respetar y garantizar. Por tal razón, no hay ningún motivo que justifique que el mobiliario urbano, o cualquier otra instalación pública, se identifique con una causa particular, menos aún con un movimiento como el antedicho, que, desde su salida de los armarios, no se han comportado ni con la discreción ni con el decoro debido y esperado, cuestión más que demostrada en las obscenas y denigrantes escenas que se pueden contemplar en las celebraciones que ya han institucionalizado y que han dado en llamar "Día del orgullo gay".

Por todo lo expuesto, animo al actual alcalde de Oviedo a seguir con su proyecto y desterrar para siempre una indeseable práctica impuesta por el anterior Consistorio tripartito, de tan infausto recuerdo para muchos ovetenses, y que dio, con sus continuas contradicciones y luchas intestinas, otrosí de extremismo y radicalidad, el mejor ejemplo de desgobierno conocido desde que el día 19 de abril de 1979, al amparo de la Constitución de 1978, se constituyeron los primeros ayuntamientos democráticos. Un abigarrado y adocenado Gobierno que, impúdicamente, fue muy proclive y se manifestó inmensamente munificente con aquellos que les hacían alharacas, entre los que el colectivo mencionado fue particularmente prolijo. Si se quiere pintar algo de colores distintos a los habituales, que se haga con aquellos que se identifiquen con Oviedo, Asturias y/o España, que, lógicamente, y a pesar de algunos, nos tienen que representar a todos los que nos sintamos ovetenses, asturianos y españoles, todo al mismo tiempo.

NOTA: Carta publicada por La Nueva España, con fecha 25 de diciembre de 2019, en su página web, sección “Cartas de los lectores”.- Cabe destacar que han hecho un cambio sin la autorización del autor: Donde dice “los gays”, el autor escribió “maricones”.- Se envía otra carta de protesta, por este cambio, de la cual, a continuación, se incorpora copia:

ESCRITO DE PROTESTA:

¿Lapsus cálami, o censura?


Con fecha 25 de diciembre, en la web de La Nueva España, sección “Cartas de los lectores”, se publica un escrito bajo el epígrafe “El escándalo de la Escandalera”, del cual soy autor, en el que se ha cometido un error, prefiero considerarlo así, consistente en haber sustituido la palabra “maricones” por la de gays. Sin duda que ambas palabras vienen a significar lo mismo, y las dos están admitidas por la RAE; pero, en este caso, he querido poner un cierto énfasis en esa cuestión y por eso, en el mencionado escrito, he utilizado la de maricones, referida, por supuesto, a cualquiera de las dos primeras acepciones de esta palabra, que son las que encajan en el contexto del escrito, y nunca a la tercera que podría ser considerada como un insulto, algo absolutamente fuera de mi intención.

Dicho lo anterior, y no dudando que el cambio haya sido debido a un error, y no a una censura, algo que estaría fuera de los tiempos en que vivimos, donde la libertad de expresión está garantizada por Ley, espero que este diario, al que considero ecuánime, tenga a bien proceder a la rectificación oportuna, en tiempo y forma que estime más conveniente. Lo cortés no quita lo valiente, y desde el punto de vista de una prensa libre y plural, sería lo exigible.

El resultado de todo este asunto ha sido que, sin ninguna disculpa, ni aclaración sobre este tema (disponen de dirección postal, e-mail y teléfono de todos cuantos envían escritos a la sección de Cartas de los lectores), el mismo día 26 de diciembre, ante el escrito de protesta anterior, han procedido a eliminar de la propia web la carta que habían incorporado el día previo, lo que seguramente se convertirá en el escrito de vida más efímera que jamás se haya visto en ese espacio. Una reacción tan desmedida como desproporcionada, propia de una rabieta infantil e impropia del responsable de un medio de comunicación, que dice poco y mal de quien haya tomado tal decisión. 

La triste y lamentable conclusión final a todo este embrollo, es la de constatar el hecho de que todavía quedan medios, La Nueva España entre ellos, que practican la más miserable censura, refrendado, en este caso, por haber actuado de forma caprichosa, dando la callada por respuesta, sin la mínima muestra de respeto y cortesía exigible de comunicar su decisión a quien se había molestado en darles materia para que rellenen los huecos de las páginas destinadas a las noticias necrológicas, que, a la postre, es el objetivo y destino de las cartas que reciben, por encima de su interés en facilitar a los lectores un espacio para que puedan expresar sus opiniones.

En un país en el que la libertad de opinión está, o más bien debería estar, garantizada, alarmarse por utilizar la palabra "maricón", más antigua en nuestro diccionario que la de gay, y que no necesariamente supone ningún insulto a quienes se podrían dar por aludidos, es una actitud absolutamente pueril, más propia de una hoja parroquial que de un periódico del alcance del aludido, y es señal inequívoca y manifiesta de estar fuera de tiempo y lugar. Si Camilo José Cela se levantara de su tumba y contemplara este panorama, seguro que volvería a la misma con presteza. Es curioso, a la vez que preocupante, observar la falsa moral de quienes se sienten agredidos por una expresión que, en sí misma, no encierra ningún ataque contra nada ni contra nadie, y, por contrario, ni se escandalizan, ni siquiera se inmutan, por tantos actos públicos impúdicos, obscenos, denigrantes, y decadentes que, precisamente, organizan y protagonizan, con el aval de nuestras autoridades, los colectivos LGTBI.
Aunque se podrían aportar muchas pruebas de ello, los enlaces que a continuación se incorporan nos llevan a escenas lo suficientemente duras que, aunque su visionado pueda herir la sensibilidad de algunos, prueban suficientemente lo dicho.

https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=QsZnXOBcw2k

https://twitter.com/AliciaMtnezVOX/status/1148210277613223936?s=08

En definitiva, todo lo expresado, no es más que una consecuencia del país que, por activa, o pasiva, todos estamos contribuyendo a construir.

sábado, 7 de diciembre de 2019

España, un país al borde del sumidero



El pasado martes, día 3 de diciembre de 2019, se ha procedido a la constitución de las Cortes de la XIV legislatura, formadas por aquellos diputados que resultaron electos en los últimos comicios celebrados del 10 de noviembre, y que, por primera vez, alcanzan la cifra récord de 19 formaciones políticas distintas presentes en el Congreso. Una atomización de esta Institución jamás conocida hasta la fecha, y que, precisamente, por su heterogeneidad, no predice buenos augurios para el normal entendimiento en la actividad parlamentaria, con las negativas repercusiones que tal hecho puede acarrear. Se abre, pues, una nueva etapa política en nuestra nación, probablemente una de las más inciertas de cuantas llevamos en nuestra aún joven democracia, con unos mimbres que harán muy difícil la labor de tejer el cesto de un Gobierno estable y con suficientes garantías para afrontar los múltiples y complicados problemas a los que está enfrentado el país. El grotesco y bochornoso espectáculo que una importante parte de los diputados de esa Cámara protagonizaron en la toma de posesión de sus escaños, tomándose este importante acontecimiento a puro  pitorreo, con variopintas e impresentables fórmulas, aceptadas, para más inri, por la presidenta de turno del Congreso, la catalana Meritxell Batet, política perteneciente al PSC (Partido Socialista de Cataluña) y de sospechosa fidelidad a nuestra Constitución e integridad de la nación española, no admite  parangón, y, sin duda, pone en solfa la presunta seriedad de la esa Institución y en entredicho el compromiso exigible a un organismo tan básico para el funcionamiento del Estado como es el Congreso de los Diputados. Viendo las imágenes de este acto, transmitidas por todas las televisiones del país, amén de otras cadenas extranjeras, que tuvieron que causar vergüenza ajena a cualquier espectador ecuánime y sensato, es inevitable preguntarse, con una gran dosis de estupor, “cómo los españoles hemos sido capaces de concentrar allí dentro, en tan pocos metros cuadrados, a tantísima gentuza de tan variopinto pelaje. La cosa no era fácil, pero la frivolidad, unida a la baja capacidad de análisis de los ciudadanos españoles sobre las repercusiones que se pueden derivar del importante acto de ejercer el derecho al voto, han hecho el milagro. Ahora, cuando el asunto ya no tiene remedio, salvo repetición de los comicios, cuestión más que improbable, al menos a medio plazo, nos tocará afrontar las consecuencias, a todos, inocentes y culpables, y, por lo que se puede empezar ya a atisbar, no serán pocas ni banales.

Las apócrifas  y esotéricas negociaciones que el PSOE (o, al menos, lo que queda de aquel PSOE moderado de Felipe y Guerra) está llevando con la formación independentista ERC (La misma Izquierda republicana de Cataluña fundada en 1931 por Lluís Companys, de tan infaustos recuerdos para la mayoría de  españoles), con la que seguramente ya tienen todo el pescado vendido, para investir al artero y mendaz Pedro Sánchez como Presidente, al precio que haga falta, para constituir un nuevo Gobierno de coalición con la izquierda más radical que ha tenido España desde la transición, representada por UNIDAS PODEMOS, que tendrá que contar, además, con un abigarrado grupo de partidos de toda calaña, hacen sospechar, con bastante fundamento, que nos avizoran tiempos difíciles, con fuertes marejadas, mar de fondo y vientos duros del Nordeste, embarcados en una nave con un peligroso iluminado al timón. Si, como se sospecha, las oscuras maniobras del señor Sánchez prosperan, tendremos un Gobierno social-comunista-separatista, en el que la facción comunista llevará la voz cantante y, consecuentemente con ello, conducirá al país al peor de los escenarios posibles, llevando la economía, la vida social y el trabajo a la más absoluta ruina. Todo ello, mientras que la derecha, indolente, floja y cobarde, como siempre, quedará atónita, culpándose mutuamente y mirando hacia otro lado. Es muy probable que en el transcurso de pocos días se empiecen a vislumbrar las primeras consecuencias, aunque espero que, antes de ello, al menos, nos dejen comer el turrón sin demasiada zozobra, y tomar las uvas sin elevado riesgo de atragantamiento. Lamentaciones aparte, y siempre desde de mi modesta opinión, si alguien no lo remedia, y no parece que tal cosa pueda suceder, veo a España al borde del sumidero, con un alto riesgo de arrojar por el desagüe todo lo positivo que la democracia, con sus luces y sombras, había venido consiguiendo para mejorar la vida y el estatus social de los españoles. Parafraseando a Lucas 13:28: Allí será el llanto y el crujir de dientes…

Las opiniones sobre la compleja y alarmante situación política que esta atravesando España en estos momentos, con negros nubarrones en el horizonte, que recogen los medios de comunicación más objetivos y menos sospechosos de arrimar el ascua a la sardina socialista, ocurra lo que ocurra, son muy variadas en su forma, pero coincidentes en su fondo. Todas, sin excepción, se hacen eco de una profunda preocupación por lo que el trilero de Sánchez, irredento embaidor, con impudencia infinita, esté dispuesto a ceder y/o entregar a ERC, así como a sus otros necesarios socios, con el único objetivo e continuar residiendo en el Palacio de la Moncloa, sin importarle una higa las consecuencias que se deriven para el país y el conjunto de sus ciudadanos. Manifestaciones como las de el conocido periodista Carlos Herrera, actualmente en la cadena COPE, que, sin ambages, declara, textualmente, que "Sánchez es un irresponsable de una dimensión tan cósmica que es capaz de llevar el país al abismo", o, la de Rosa Díez, conocida política, antigua militante del PSOE y fundadora años más tarde de la formación centrista UPyD, que ha dicho, con claridad meridiana, que "es terrible que los enemigos de la democracia vayan a conseguir con Sánchez lo que ETA no logró asesinando a 850 de nuestros ciudadanos: destruir la España constitucional e institucionalizar la desigualdad entre españoles", son, entre otras muchas,  expresiones lapidarias que retratan la delicada realidad del momento. Todo lo cual, personalmente, comparto y ratifico.

En cualquier caso, y para abrir una puerta a la esperanza a todo lo que nos puede deparar el futuro más inmediato, así como para verter un poco de alivio sobre las repercusiones que para el país pueda tener un Gobierno apoyado por todos aquellos grupos políticos cuyo objetivo final es la desintegración del Estado, con la abolición de la Monarquía parlamentaria, cabe pensar que las distintas y dispares corrientes políticas que tendrán que unirse para investir a Pedro Sánchez como presidente, descartando, como de forma manifiesta ya lo han expresado sus líderes, a las tres fuerzas que representan la derecha: PP,  Vox y Ciudadanos, tendrán serias dificultades para entenderse con el Gobierno que resulte de esta componenda, básicamente a la hora de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y toda la retahíla de leyes, decretos, órdenes, etcétera que deberán ser ratificadas por el Parlamento para la puesta en marcha de sus políticas, lo que provocará, ante esta más que probable situación, a corto o medio plazo, la necesidad de disolver las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones. Se habrá vuelto a perder un tiempo valioso, aparte de una ingente cantidad de recursos económicos, sin duda, pero no a perder la integridad del Estado. Luego, cuando esto suceda, también habrá que dar un voto de confianza a los futuros electores, principales artífices de todo este embrollo, para que tan aparatosa e indeseable situación no vuelva a repetirse. Habrá que encomendarse al “sancta sanctórum” para que, al fin, esto tenga una salida lógica y sensata, o, de lo contrario, no se arreglará ni aunque venga el “sursum corda”.

Como recordatorio de los resultados de las elecciones generales celebradas en España, el 10 de noviembre de 2019, causantes de todas las reflexiones anteriores, a continuación se incluye un esquema de como queda configurada la Cámara y una relación, de mayor a menor número de escaños, de todas las fuerzas políticas que han entrado en el Congreso de los diputados:

Composición del congreso (Noviembre 2019)

ESCAÑOS  OBTENIDOS POR CADA FORMACIÓN POLÍTICA:
PSOE: 120 / PP: 89 / VOX: 52 / UP: 26 / ERC: 13 / CS: 10 / JxCAT: 8 / En Común Podem: 7 / EAJ-PNV: 6 / EH Bildu: 5 / Más Pais-Equo: 2 / CUP-PR: 2 / En Común: 2 / CC-NC: 2 / NA +: 2 / MC (Coalición formada por Compromís y Más País): 1 / BNG: 1 / PRC: 1 / TE: 1 .-  

TOTAL 19 FORMACIONES POLÍTICAS PARA LOS 350 ESCAÑOS QUE ACTUALMENTE COMPONEN EL CONGRESO
MAYORÍA ABSOLUTA 176 (Atribuciones: Titulo III Constitución)


Ahora queda la labor de formar los grupos parlamentarios, que, a la vista de la situación, será un auténtico encaje de bolillos. A este respecto, cabe recordar lo siguiente:
  • Se requieren al menos 15 diputados para formar grupo parlamentario.
  • En caso de no alcanzar dicho mínimo, una formación política puede formar parlamentario a partir de 5 diputados, siempre y cuando se posea un 15 % de los votos correspondientes a las circunscripciones donde se haya presentado candidatura, o , en su defecto, un 5 % de los votos en el conjunto de la nación
Como mal menor, cabe indicar que, la Constitución de 1978 no es fácil de reformar. Precisa de consensos amplios, que sólo pueden lograrse después de alcanzar acuerdos entre sensibilidades muy diferentes. En el Título X, de la Reforma Constitucional, se establecen los mecanismos para acometer cambios. Ahí se especifica que “los proyectos de reforma constitucional deberán ser aprobados por una mayoría de tres quintos de cada una de las Cámaras (210 diputados y 159 senadores)”. Por eso sólo se ha podido modificar dos veces, en 1992 y 20111, cuando los dos principales partidos, el PSOE y el PP, se han puesto de acuerdo. La primera ocasión vino determinada por el Tribunal Constitucional, para adaptarse al Tratado de Maastrich, e introdujo el derecho de los extranjeros a ser elegidos en unas elecciones municipales. Se hizo en 23 días. En el 2011, también por vía de urgencia, los partidos mayoritarios pactaron en 10 días un texto (artículo 135) que fija un tope al déficit público.


Amén de lo anterior, el proceso es aún más complejo si los cambios constitucionales afectan a sus partes fundamentales, es decir: donde se define el modelo de Estado (monarquía parlamentaria, social y democrática de Derecho), así como el papel de los partidos, los sindicatos y las fuerzas armadas (Título Preliminar). También el apartado sobre los Derechos Fundamentales y las Libertades públicas (Capitulo II, Sección I del Título I), y el referido a la Corona (Título II). Para cualquiera de estos aspectos es imprescindible que lo soliciten dos tercios de cada Cámara (234 diputados y 177 senadores) y disolver de forma inmediata las Cortes. Las nuevas Cámaras elegidas deberán ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, que deberá ser aprobado por dos tercios de ambas Cámaras. Aprobada la reforma por las Cortes, será sometida a referéndum para su ratificación. Cabe recordar que el Congreso, actualmente, lo componen 350 diputados y el Senado 265 senadores (208 elegidos por designación directa y el resto por las Comunidades Autonómicas).
Dicho lo anterior, y para tranquilidad de todos, queda claro que, a pesar de que no corren buenos tiempos, la Constitución no pasará por excesivos riesgos de ser alterada de forma arbitraria por ciertos y circunstanciales avatares políticos, que, aunque  se empeñen en sacudir mucho el árbol, no conseguirán recoger demasiadas nueces.

A modo de epílogo a todo lo que aquí se manifiesta, y para quitar un poco de hierro al pesimismo que pueda generar, cabe indicar, que todos los comentarios y reflexiones que se reflejan sobre el impacto que pueda suponer para el país el confuso y problemático panorama político presente, son fruto de la observación y análisis de los datos reales con los que contamos, no demasiados, y de las hipótesis derivadas de rumores y especulaciones, que son bastantes, por cierto. A medida que se vaya concretando todo, y salga a la luz lo que hasta ahora está oculto a la opinión pública, que se antoja será el meollo de toda esta cuestión, podremos hacernos una idea más real de hacia donde nos dirigimos; pero, eso, cuando se produzca, ya será tema para otra historia.
C. Díaz Fernández
Oviedo, a 7 de diciembre de 2019



Nota al margen:
La frase entrecomillada, escrita en cursiva y subrayada, es una reproducción parcial de un Twitt de Arturo Pérez-Reverte, publicado el día 03 de diciembre de 2019, el cual a continuación se reproduce en su integridad. 

Arturo Pérez-Reverte (03/12/2019)
@perezreverte

Viendo en la tele el espectáculo de las tomas de posesión hoy de los diputados, me pregunto cómo hemos sido capaces los españoles de concentrar allí dentro, en tan pocos metros, a tantísima gentuza  de tan variopinto pelaje. Porque no era fácil, no. La cosa tiene su mérito.