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lunes, 11 de junio de 2012

DEMOCRACIA, DERECHOS Y LIBERTADES


  En su significado más estricto, la democracia es un forma organizativa del Estado que se caracteriza por el ejercicio de la voluntad popular, en la que  las decisiones colectivas son adoptadas por los representantes legales elegidos por el pueblo, mediante determinados mecanismos de participación, a quienes se les confieren las facultades necesarias para ejercer esta función. Basada en el pensamiento de Aristóteles en la antigua Grecia, y concebida, en su versión más simple, como “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, con el propósito de oponerse a organizaciones o estados que pretenden conservar y/o gestionar el poder político mediante principios autoritarios tales como el absolutismo, la autocracia, el despotismo, la dictadura o el totalitarismo, entre otros, manifiestamente contrarios con los derechos y libertades inherentes a la condición humana, encuentra precisamente en las debilidades de nuestra especie, fiel al aforismo popularizado por Thomas Hobbes “Homo homini lupus”, su principal handicap. El egoísmo, que está en la base de gran parte del comportamiento de los humanos, es una de los principales factores que contribuye a alterar, e incluso a destruir, la convivencia y los principales valores que la teoría política de la democracia representa: libertad, igualdad, garantías individuales, pluralismo, tolerancia,  participación y opinión.

  Cuando, como es el caso de una significativa  parte de la casta política dirigente, se utilizan subrepticiamente los mecanismos democráticos para encumbrarse en el poder, utilizando los recursos públicos en su propio  beneficio, practicando el nepotismo y la corrupción en toda su extensión y fomentando la cultura del pelotazo económico, realizando una nefasta gestión y esquilmando las arcas de las Administraciones Públicas con total impunidad, defraudando la confianza de los sufridos ciudadanos, especialmente la de aquellos que, con su sufragio, contribuyeron a su elección, estamos, no solo en la trastienda de la democracia, sino en las propias cloacas de la misma. En esta situación, los teóricos beneficios que se pudieran derivar del sistema democrático quedan automáticamente  anulados y, la propia democracia, además de no aportar soluciones, se transforma en el problema. Ya, en su tiempo, el célebre líder hindú, Mahatma Gandhi, con su popular sabiduría, consideraba a la “política sin principios” como el primero de los siete factores que entendía como más destructivos para el ser humano.


  El pleno ejercicio de la democracia puede llevar a los pueblos al progreso y a la armonía social, pero se falsifica y prostituye cuando se usa como bandera y no se practica, salvo para justificar los intereses personales, o de grupo, con total desprecio al resto del colectivo. Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en las sucesivas huelgas de trabajadores que, por diversos motivos y circunstancias, se han venido organizando en nuestro país, España, y que, en estos momentos, están siendo especialmente duras en los sectores de la minería y el transporte en Asturias. Sin entrar en los motivos de las mismas, o lo que es lo mismo, en los fondos, que pueden ser entendibles y justificables, lo que no es aceptable, por ser total y absolutamente rechazable, son las formas. ¿Cómo podemos justificar que tratando de defender o reivindicar  los derechos de unos se conculquen, flagrantemente, los derechos de otros que, además, están exentos de culpa? ¿Cómo se puede aceptar que se intimide, e incluso se agreda, a quienes en uso de su libertad quieran ejercer su legítimo derecho al trabajo, o se impida la movilidad de quienes, por uno u otro motivo, necesiten desplazarse, bloqueando carreteras y vías ferroviarias? ¿Cómo se puede tolerar que piquetes de huelguistas, eufemísticamente llamados informativos, ejerzan impunemente la violencia, deteriorando vehículos, inmuebles, mobiliario urbano o todo lo que se encuentre a su paso, al tiempo que critican enérgicamente la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad que tratan de impedir sus desmanes? ¿En nombre de qué derecho? ¿En ejercicio de qué libertad? No creo que sea necesario recordar que la frontera de nuestros derechos y libertades se encuentra donde empiezan los derechos y libertades de los demás. 


  En mi caso particular, que ni tengo ni tuve ninguna ambición política, ni estoy ni estuve relacionado con ningún partido ni formación, interesándome por el tema lo justo por lo que como ciudadano me afecta, habiendo nacido, crecido, estudiado, formado una familia y ejercido profesionalmente la ingeniería durante bastantes años en el anterior régimen franquista, en ningún momento he sentido la inseguridad ciudadana que en estos momentos se vive, ni la incertidumbre económica y angustia personal  que tantas personas sienten y sufren ante la carencia y perspectivas futuras del empleo. Tampoco aprecio que los pilares fundamentales del Estado, como son la educación, la sanidad y la justicia, amén de los mejores recursos técnicos disponibles, que obviamente son producto de la normal evolución tecnológica y no a la labor específica de sus gestores, hayan mejorado. Otro tanto se puede decir de la familia, como cimiento básico de la sociedad, en la que la pérdida de los valores fundamentales que la caracterizan es  manifiestamente preocupante y su futuro incierto.
   
    No es que tenga una personalidad negativa ni un pesimismo crónico, simplemente ocurre que lo que actualmente veo no me gusta y lo que intuyo puede venir, a corto y medio plazo, menos aún. Si no se produce un cambio radical, y que este venga más temprano que tarde, muchos de los que vivimos lo que algunos llaman “dictadura represiva”, es posible que hasta acabemos echándola de menos

C. Díaz Fdez.
Oviedo, 11 de Junio de 2012


DEMOCRACY, RIGHTS AND FREEDOMS


   In its strictest meaning, the democracy is an organizational form of state that is characterized by the exercise of popular will, in which collective decisions are taken by the legal representatives elected by the people, through certain mechanisms of participation, who give them the powers necessary to perform that function. Based on the thought of Aristotle in ancient Greece, and supposedly conceived, in its simplest version, as "government of the people, by the people and for the people" with the purpose of opposing to organizations or states that intended to conserve and / or manage the political power by authoritarian principles such as absolutism, autocracy, despotism, dictatorship or totalitarianism, among others, manifestly contrary to the rights and freedoms inherent in the human condition, finds in the weaknesses of our kind, faithful the aphorism popularized by Thomas Hobbes "Homo homini lupus", its main handicap. The selfishness, that is in the beginning of much the human behavior, is a major factor that contributes to alter, and even destroy, coexistence among the people and the core values that the political theory of democracy represents: the freedom, the equality, the personnel rights, the pluralism, the tolerance, the participation and the opinion.

   When, as is the case of a significant part of the current political establishment, democratic mechanisms are used surreptitiously to reach the power, using public resources to their own advantage, practicing the nepotism and corruption in its entirety and promoting economic cultura of personal achievement, making a disastrous management and fleecing the government coffers, with all impunity, defrauding the trust of citizens, especially of those who, with his vote, toward his election, we are not in the backroom of democracy, but in the themselves sewers of the same.  In this situation, the theoretical benefits that may derive from the democratic system are automatically canceled and, democracy itself, in addition to not providing solutions, becomes the problem. Already, in his time, the famous Indian leader, Mahatma Gandhi, with his popular wisdom, considered the "politics without principles" as the first of the seven factors he saw as more destructive to human beings.

   The full exercise of democracy can bring to many people the progress and social harmony, but is falsified and prostituted when  only is used as a flag and not is practiced, except to justify personal interests, or group, with total disregard for the rest of citizen. An example of this we have in the successive strikes of workers who, for various reasons and circumstances, have been organized in our country, Spain, and, at present, are being especially hard in the fields of mining and transport in Asturias. Without going into the reasons for them, or what it is de same, in the funds, that can be understandable and justifiable, what is not acceptable, because is completely and utterly reprehensible, are the forms.  How can  be justify that trying to defend or vindicate the rights of some are violated, flagrantly, the rights of others who, also, have not any guilt?  How can you accept that someone tries to intimidate, and even attack, to those people who want to use their freedom to exercise their legitimate right to work, or to try to hinder the mobility of those who, for one reason or another, have the need to travel, blocking roads and railways? How can tolerate that picketing strikers, euphemistically called informative, carrying away with violence, can damage vehicles, buildings, street furniture and everything in its path, while manifest with strong criticism for the actions of security forces that only  trying to prevent its excesses? In the name of what right?  In what exercise the freedom?  Do not think it is necessary to recall nobody that the boundary of our rights and freedoms ends where they begin the rights and freedoms of others.

   In my case, in that I have never had political ambitions, nor am I related to any party, being interested in the issue just enough so it affects me as a citizen, having been born, grown up, studied, raised a family and having practiced the profession of engineering  for several previous years in the Franco regime, in no time I felt the insecurity that currently live, or economic uncertainty and personal anxiety that many people feel and suffer for the absence the future employment prospects. Neither can see that the fundamental pillars of the state, such as education, health and justice, apart from the best technical resources available, which are obviously the product of the normal development of technology and not outcome the specific work of their managers, have been demonstrably improved. The same can be said of the family, as the foundation of society, in which the loss of core values ​​that characterize it is clearly worrying, with very uncertain future.

   Not that I have a negative personality or chronic pessimism, what happens is that what I now see do not like, and what I suspect may come in the future does not seem to be better. If there is not a radical change, and this process comes sooner rather than later, many of those who have lived what some call "repressive dictatorship",  may end up wanting to return to those times.

C. Díaz Fdez.
Oviedo, June 11, 2012